emigrar a Estados Unidos

De Venezuela a Miami un pasaje de ida sin regreso

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Hace algunos años las puertas de Venezuela se cerraron a las espaldas de Salvador Santana. Como un asilado político se estableció en Estados Unidos. Hoy no puede volver a su país y de tener la posibilidad de hacerlo, no lo desea.

Fue en el 2003 cuando este joven de salió de su natal Maracaibo, en compañía de su familia, buscando un mejor futuro y estabilidad.

Su padre Manuel trabajaba en la empresa Pequiven durante el paro del año 2002 y fue víctima del desempleo cuando el Gobierno nacional sacó el 90% del personal que trabajaba en las petroleras.

Fue una rápida decisión. Se hizo una consulta y los cuatro miembros de la familia Santana acordaron salir de Venezuela. “Presentíamos que la situación iba a empeorar”.

Salvador, para ese entonces de 19 años, estudiaba el séptimo semestre de Ingeniería Industrial. Sus estudios quedaron inconclusos. Amigos y amigas quedaron atrás. Todo lo dejó en el pasado y una nueva historia comenzó a escribirse en el libro de su vida.

Un Nuevo Comienzo en Miami

El proceso de adaptación a la “vida miamera” no fue tan complicado como pudo ser para otra persona. “Esto es prácticamente una comunidad de latinos, así que ni por el inglés tuve que preocuparme mucho”.

“Una vez que estás en el lugar, día tras otro, te das cuenta que tiene los mismos problemas de servicio públicos y huecos en la calle, pero por supuesto nada comparado con Venezuela. Eso hace llevadera la situación”.

Como todo joven, Salvador tuvo la facilidad de hacer amigos y poco a poco fue integrándose a la colina de venezolanos residenciados en Estados Unidos.

Al poco tiempo de haber llegado, su papá obtuvo el asilo que había solicitado (lee aquí: Cómo pedir asilo político en los Estados Unidos) y, con él, sus hijos también fueron beneficiados. Recibieron también el permiso para poder trabajar y creó, junto con su hermano Sergio una empresa de Consultoría de Fisioterapia.

El trabajo fue su fuerte mientras esperaba para entrar a la universidad a seguir sus estudios. “Aquí hay lista de espera para casi todo, así que el proceso estudiantil ha sido más lento”.

Se apunto en la universidad de Miami donde estudia Fisioterapia. “Es algo totalmente distinto a lo que hacía en Maracaibo, pero si iba a comenzar de nuevo lo haría hasta en el estudio”.

Hasta Siempre Venezuela

La condición de asilados no le permite a los miembros de la familia Santana volver a su país de origen, situación que no le roba el sueño a Salvador.Es un hombre hecho y derecho. Estudiante y empresario visionario. Tiene novia, que también es zuliana, y sueña con tener su familia en un futuro no muy lejano.

Sólo sabe de su país lo que sale en los medios de comunicación y lo que sus parientes y amigos le cuentan a través de las redes sociales.

“Ver ahora como matan a una persona por robarle un teléfono o un par de gomas es algo inaudito, La vida humana en Venezuela ya no vale nada”

Para su forma de ver las cosas, la situación en el país ha ido empeorando. “No es nada parecido a lo que dejamos y es triste darse cuenta de ello”.

Descarta volver a tierra natal. Ya no pertenece a Maracaibo. “Mi vida está hecha aquí”.

Redacción: Yoana Fuenmayor Giraldo / yoanamfg

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